Los videojuegos han dejado de ser únicamente una herramienta de diversión y han pasado a ser parte de algo más grande. Han servido para difundir grandes historias y fuertes ideales, han unido multiculturalmente al mundo e inclusive nos han enseñado un poco de filosofía. Han servido para evocar sentimientos fuertes en algunos de sus seguidores, llevándolos a formar parte de un fanatismo equiparable al que tienen algunas personas con sus aficiones políticas, de manera que incluso han aparecido personajes con los que el gamer se identifica. Todo esto se ha dado con la evolución de los videojuegos, pues ustedes pueden preguntarse en este mismo momento ¿llegaron a sentir un fanatismo por los increíbles personajes de pong? ¿Se sintieron identificados con esas barritas y esa pelota? ¿Con su increíble historia y su calidad de sonido en cada rebote? La respuesta es no. Los primeros juegos disponían de una calidad gráfica muy baja (al menos comparándola con la actual) y, por lo tanto, era muy difícil hacer arte con ellos.
Los juegos han evolucionado en sus gráficos. Es así como pasamos del mundo en 2D de Mario Bross lleno de pixeles en los que era difícil resaltar el overol que usaba el personaje o identificar un árbol por su forma cuadrada y pixelada, a una nueva generación de videojuegos que nos permitía ver polígonos el tres dimensiones (no el 3D que se sale de la pantalla sino personajes con profundidad) y a una cada vez más avanzada que nos permitía ver mejoras sobre la anterior. Con esta mejora sobre las gráficas y la mejora en capacidad de almacenamiento de los discos (pues es difícil crear una buena y larga historia en un juego que pesa 500 kilobytes mientras que no lo es en uno que alcanza las 80 gigas) los creadores de juegos se han dado la libertad de enfocarse en la estética de sus personajes para hacer los personajes lo más agradables o desagradables según el juego para el usuario. Es así como, en mi opinión, Final Fantasy XIII es el juego que mejor aprovecha los gráficos en la consola para sus personajes y los monstruos y junto a la banda sonora, le brinda al gamer una increíble historia visual que lo lleva a querer ver los videos y seguir la historia en vez de saltarse los videos como muchos lo hacemos en nuestro afán de jugar en muchos otros juegos. Cabe mencionar que esta experiencia no solo se da en los juegos de Final Fantasy, sino en muchos otros como Metal Gear Solid 4, que incluso ha sido considerado una novela gráfica más que un juego.
Estos juegos tienen no solo un increíble diseño gráfico y una gran banda sonora, sino además tienen un muy bien guión que crea una muy buena historia. Cuando mezclan todos estos grandes elementos en un juego llegas a evocar fuertes sentimientos en los gamers al igual que lo puede hacer un libro, una película, y una situación de la vida real. Si sigues a fondo la historia de Metal Gear Solid 4, e incluso mejor, si la llevas siguiendo desde el primer Metal Gear, te sorprendes y emocionas cuando sabes que un personaje, como Grey Fox que murió en los primeros juegos reaparece de una forma misteriosa y te ayuda a ubicarte dentro del juego. Lo mismo pasa cuando te enfrentas a un personaje llamado Mantis del Metal Gear solid que crearon con la divertida función de poder mover tu control de ps1 usando la función de vibrar y “leer tu mente” al leer realmente tu memory card y tu control, y recuerdas que para vencerlo tenias que conectar tu control al puerto dos para que este no pudiera leerte los bontones que presionabas. Cuando juegas el Metal Gear Solid 4 y te enfrentas a la nueva mantis, intentas hacer lo mismo y te dan una paliza porque dicen que el juego a evolucionado bastante como para que el malo caiga en las mismas tonterías. Lo que quiero resaltar con todo lo anterior es que el juego incluso crea chistes internos entre gamers que te despiertan emociones y nostalgia al jugarlo. En Final Fantasy, pasa algo similar cuando te enfrentas a un monstruo que le lleva 100 veces el tamaño a tu personaje y te grita de una forma que te asusta y te pone a sudar el control. También con la historia, te evocan sentimientos como cuando te enteras de que Vanille, una joven que llevaba una muy buena relación con Sash, es la culpable de que el hijo de Sash sea haya convertido en un cristal y de que este haya sido alejado de su padre. Con las expresiones de la cara de los personajes, sus diálogos y su llanto, todo esto acompañado del manejo de las cámaras (lo que se evidencia mucho mejor en las cámaras de los juegos de Metal Gear cuando te muestran todo desde la vista subjetiva de los personajes) evocan sentimientos en los jugadores que van desde el pesar hasta la ira.
Como pueden ver, los videojuegos se han transformado en una industria que es considerada arte. Ya son aceptados en los Estados Unidos como arte e incluso reciben fondos para ser financiados. Evocan sentimientos en los gamers, tienen una gran historia, banda sonora e increíbles gráficos. Lo único que queda por esperar es que sigan tocando los sentimientos de miles de jugadores mientras desarrollan cada vez más grandes historias.